España no es un país que se caracterice por tener éxito en este festival, pero ¿debería abandonarlo de una vez por todas? ¿Quizás abandonarlo parcialmente? ¿O seguir como si nada hubiera pasado?

Empecemos afirmando que Eurovisión es uno de los programas más vistos del año, aunque mucha gente diga que “Eurovisión es para frikis”, declaración que me hace especialmente gracia.

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Y es que, este festival cuenta con millones de personas pegadas a la televisión toda la noche, año tras año, reflejándose en audiencias muy buenas.

En la gran final se plasma este éxito, sobretodo en el momento de las votaciones, donde se alcanza el pico más alto de audiencia de la noche: En 2015, 7.079.000 personas siguieron las votaciones con un 48,2% de share. En 2014, 2013 y 2011, los datos bajaron hasta 6.343.000, 6.336.000 y 5.963.000 personas respectivamente. Pero en el año 2012, se produjo un récord en estos últimos años, alcanzándose en la gran final cifras de 8.087.000 espectadores y un 49,3%. Por otro lado, en las semifinales, emitidas asiduamente por la 2 de RTVE la audiencia suele rondar en torno a 600.000 espectadores cada año.

Como podéis observar, la audiencia no es un problema a la hora de plantearnos el participar o no. Nuestro mayor problema, en mi opinión, son algunos puestos injustos o inesperados. Otros lo achacan al problema de la política en las votaciones.

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Pero si miramos los peores puestos conseguidos en los últimos 10 años nos encontramos con Lucía Pérez, El Sueño De Morfeo… candidaturas que dejaron mucho que desear (aunque para gustos los colores). Otras, sin embargo, como Ruth Lorenzo o Pastora Soler, a mi parecer, merecían mucha más puntuación, puesto que había mucho esfuerzo e interés detrás, la calidad estaba más presente y eso se notó.

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Y hablando artistas, en España también se suele decir que Eurovisión los hunde, pero.. error! Eurovisión sirve como herramienta para que la fama de esos cantantes aumente y se les conozca más allá de sus países. El ejemplo más característico es Loreen o Mans Zelmerlow, quienes alcanzaron los números 1 de las listas en muchos países europeos, tras sus actuaciones en Eurovisión.

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Esta ventaja, pocos artistas españoles parecen admitirla, pero así es. Podemos encontrarnos con casos como ESDM, de quienes no hemos vuelto a saber nada desde su paso por el concurso. Pero también tenemos a Ruth Lorenzo, quien, desde que participó, ha estado en varios programas y ya es muy conocida. Y sin olvidarnos de Daniel Dijes, quien, a posteriori, ha pasado por TCMS y ha participado en numerosos musicales muy importantes.

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Sabemos el poco éxito que tiene España en este concurso, pero no nos podemos rendir. Ni Suecia ha sido siempre tan favorita, ni Rusia ha ganado tantas veces pese a la gran cantidad de vecinos votantes que tiene.

Porque no debemos renegar de un festival que provoca tantas emociones, que da tan buenos momentos y que aporta tanta cultura musical cada año. Que hace que amigos y familia se junten y que, por una vez, prive la música y nada más importe. No podemos dejar de ser parte de eso.

Hay que mejorar ciertos aspectos como el método de selección y la originalidad, pero nunca rendirnos, ya que si Austria pudo ganar en 2014, nosotros también podremos algún día.

Fuente audiencias: formula.tv

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