Son muchos los desafíos a los que el colectivo LGTBI se enfrenta en todos los países miembros de la UER. Con una España que lleva el liderazgo en cuanto ha tolerancia. Muchos miebros del colectivo, especialmente les transexuales, se enfrentan a la discriminación en sus países de origen.

Esta claro que los gais en televisión son un elemento más. El gay audiovisual  se usa como personaje para entretener a la audiencia, no necesariamente con una ideología moderna, si no a la retrógrada. Esa que, basándose en lo que ve en la ‘caja tonta’, coge precisamente la tontería y forma unos argumentos sin solvencia con los que se cree un modelo moral. Y eso pasa con Eurovisión.

Albania o Rusia son los países con un menor porcentaje de aceptación de la homosexualidad enre su población (inferior al 20-30%) lo cual, para un Festival con un potente público de carácter LGBT, representa una clara amenaza para el bienestar de dicho colectivo.

No me posiciono en contra ni de la candidatura rusa o albana, a pesar de ello me es muy difícil dejar de pensar en todas las personas del colectivo LGBT que sufren terribles discriminaciones en dichos países.

Por ello no me opongo a la participación de Rusia o Albania en el Festival de Eurovisión, me opongo, eso sí, a la pasividad de la Unión Europea de Radiofusión en ciertos escándalos de LGBTfobia que se han producido a lo largo de los últimos años. Uno de los más recientes, la discriminación que sufrió Hovi Star en el Aeropuerto Internacional de Moscú cuando los propios trabajadores del lugar se mofaron de el por su apariencia.

No todo en Eurovisión es pasividad, la representante española, Barei, ha protagonizado unas declaraciones que casi me hicieron saltar las lágrimas. En el periódico ‘La Vanguardia’ Barei apeló al sentido común, al respeto, a la tolerancia y a la igualdad entre personas, en este caso, independientemente de su sexualidad. Dijo muy claramente ‘Yo creo que es difícil que ganen por eso. Al final los que votan son muchos eurofans y el 90% son homosexuales. Entonces, si yo fuera gay, viendo como tratan a los gays, no votaría a Rusia. Por una cuestión humana…’.

Tampoco Barei calló ante esto: ‘Yo he estado allí y he pasado vergüenza ajena cuando llegué. Muy mal porque a Hovi, el candidato de Israel, lo trataron muy mal en el aeropuerto. Muy mal, muy mal… Se rieron de él de forma descomunal y yo estuve a punto de montar un pollo.’ Y continúa: ‘Se le ve y no tiene por qué ocultarlo porque va en su estética. Iba maquillado, con los ojos pintados… y eso que veníamos de Riga y se quitó un poco de maquillaje para intentar disimular cuando no tenía por qué hacerlo.Al llegar al control de pasaportes, le rompieron el plástico del pasaporte y se lo miraron con lupa. Se empezaron a reír entre ellos… ¡Fue horrible! […] Le terminaron levantando el plástico mientras él decía: “¡Me estáis jodiendo el pasaporte y no me va a servir para mañana!” Y ellos riendo… ¡Pues se lo dejaron inválido! A los demás no nos pasó nada a nadie, sólo a él porque se le veía claramente.’ Ciertamente terrorífico.

Como bien expresa Barei después, no es la candidatura de Rusia lo que es injusto o ‘peligroso’ sino el trato a las personas, y lo que podría conllevar un Festival de Eurovisión en Rusia para el año 2017. Personalmente, yo también creo que la política de la UER en cuestiones de igualdad sexual debe ser más activa y promotora de la tolerancia, para evitar que escenas como la del aeropuero vuelvan a repetirse.

Siempre pensaré que este tipo de instituciones sancionan muy rápido para unas cosas, y muy lentamente para otras. Ojalá la contundencia de la UER ante los delitos de discriminación de un país contra un candidato o candidata. Entonces, Eurovisión pasará de ser muy gay a ser fuente de tolerancia.

Artículo adaptado del libro original ¿Soy Pecado?